domingo, 2 de mayo de 2010

Arañas y Pollos.

Todos saben que le tengo fobia a las arañas, y que no me gusta el caldo de pollo.
Ayer no fue precisamente, mi día.
Era la 1:30 pm, y mi mamá estaba haciendole pedicure a mi tía en la casa de mi abuela, mi papá se había hido a pagar el cable, y mi hermana se había ido al Wall-Mart con mi tía. El punto es que estaba yo sola en casa. 1:40 pm, me metí a bañar. Agarre mi toalla y la colgé en la puerta de la regadera. Me quité la ropa y me metí a la regadera. Abrí la llave, y cuando estaba esperando que saliera agua helada, algo se movió alado de mi toalla. Era la araña más grande que había visto en mi vida. Se me puso la piel de gallina. Abrí despacio la puerta, y salí corriendo desnuda gritando:
-AHHHHHHHHHH! Una araña! Una araña!
Agarré el telefono y le marqué a mi mamá.
-Que sucede Andie?
-Mamááááá! Hay una araña en la puerta de la regaderaaa!
-Y que quieres? Que vaya y la maté?
-Siiiii!
-Estás loca, agarra el insectisida y echale.
-Pep,peee..
-Nada, Andie. Tienes 14 años y aún le tienes miedo a las arañas.
-Está bien. Adiós.
-Adiós cariño.
Cuando terminé de hablar, me dije a mi misma:
-Vamos Andie, no puede ser que una maldita araña te robe tu dignidad.
Regresé a la regadera y la araña seguía allí. Pero esta vez, se metió entre las dos puertecillas de la regadera.
Me dije:
-¡Vaya! Aquí la aplasto y todo termina.
Le aventé 2 pares de sandalias y la maldita araña ni se movió. Por cierto, cada vez que le aventaba una, soltaba un chillido desesperado. Al final, agarre el insecticida, y le empesé a echar. Conseguí que la dichosa araña saliera de la puerta. Venía caminando furiosamente detrás de mí. Y yo gritando:
-¡Vamosss, ATACAAAA!
Al final, salió de mi baño y se paró en donde estan todos mis zapatos. Agarré uno y se lo eché encima. La maldita araña había sido asesinada por mí! Y luego me dije:
-Asesine brutalmente a la araña sin pensar en su familia.
Despúes de eso, por fin, me metí a bañar. Con todo el miedo de que no hubiera otra por allí.
Ah, pero allí no termina mi historia. Ya que terminé de cambiarme, arreglarme, fui a la casa de mi abuela y me mandaron por una Coca. Fui a la tiendita de la esquina, y al agarrar la coca, me cayó un plato de caldo de pollo en la blusa. Era mi blusa favorita. No sabía si gritarle a la señora por tener el plato en un lugar no adecuado, o pedir disculpas por haberle quebrado su plato. De recompensa, me dejó llevarme la coca sin pagar. Al final del día, apestaba a pollo remojado. Eso fue lo peor.
Y toda la lucha de la araña, lo hizé desnuda.

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